En su primer discurso como jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada miró primero a su derecha, donde se encontraba su predecesora en el cargo, Claudia Sheinbaum. La nueva presidenta mexicana se ahorró las dos primeras horas del acto de investidura en el Congreso local y llegó justo a tiempo para el discurso de su predecesora, que empezó con un guiño a sus seis años al frente de la capital: “Ella tomó la frivolidad y la corrupción y la transformó en una ciudad de innovación y de derechos”. La herencia de Sheinbaum atravesó toda la intervención de Brugada, las dos mujeres del mismo partido, Morena, que escenificaron su sintonía al mando de las dos plazas con más poder del país. Brugada también multiplicó las referencias a la tradición progresista de la capital mexicana, vanguardia en avances sociales como el aborto o el matrimonio igualitario. Los derechos de las mujeres tuvieron, como no podía ser de otra manera, un papel central. “La revolución pendiente es la revolución de las mujeres”, lanzó la jefa capitalina desde la tribuna, donde dibujó la líneas maestras de su programa, con especial atención al combate a la pobreza, la seguridad, el agua o la movilidad.El momento de mayor carga simbólica fue cuando ella misma se presentó como la encarnación de las promesas de los gobiernos progresistas de la capital: “Una servidora formada en el trabajo comunitario, habitante de una de las colonias más pobres de la ciudad, hoy asume la Jefatura de Gobierno . Esto sería inconcebible hace seis años”. Brugada, de 60 años, llega al poder tras más de tres décadas trabajando para los pobres en Ciudad de México desde diferentes formaciones de izquierda. Con un perfil volcado en el activismo político a pie de calle, un currículum que la emparenta con el ya expresidente y fundador de Morena, Andrés Manuel López Obrador, la tres veces alcaldesa de Iztapalapa, la demarcación más grande, y una de las más humildes de la capital, se prodigó en referencias a ese imaginario: “Ludicalles”, “audiencias ciudadanas”, “Utopías”.Brugada buscó también un tono presidenciable, alejado de las arengas mitineras, destinado sobre todo a las clases medias urbanas, uno de los nichos de voto alejados a su base más dura y a los que más trató de seducir durante su campaña. “Voy a gobernar para todas y para todos, con especial atención a los que menos tienen”. Morena controla con una amplia mayoría el Congreso local y manda también en 11 de las 16 alcaldías de la ciudad. Brugada tendió la mano en todo caso a la oposición: “Vamos a cogobernar desde los territorios, sin importar su origen partidario. Trabajaré con las 16 alcaldesas y alcaldes para atender juntos los problemas que afecten a los ciudadanos”.(Noticia en desarrollo)
Toma de protesta Clara Brugada: Brugada, ante el Congreso de la Ciudad de México: “La revolución pendiente es la de las mujeres”
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