Al inicio de su administración, el presidente López obrador presentó un diagnóstico respecto de la administración pública federal. En éste, colocó ante el país un panorama en el cual alertada que sería muy difícil iniciar la instrumentación de la llamada cuarta transformación, debido a que había pocas capacidades para atender las instrucciones requeridas para poner en marcha su visión del país y del gobierno.Al referirse a este tema, también sostuvo que estábamos ante una situación mucho peor a la que él había considerado antes de llegar al cargo y, de hecho, comparó a todo el aparato gubernamental con un elefante pesado y reumático. Desde esta perspectiva, lo que el presidente estaba diciendo es que sería necesario, y de hecho urgente, llevar a cabo una radical modificación en las estructuras de la administración; sobre todo en aquellos ámbitos de atención directa a la población.Al cierre del gobierno es interesante preguntarse cómo deja a la administración , y en esa misma medida, cuáles son las transformaciones estructurales que se lograron para que el citado elefante reumático se dinamizara y que fuese mucho menos robusto y, por lo tanto, lento para los propósitos planteados por la administración federal.Por lo que se sabe en medios de comunicación, a través de los informes institucionales y del propio Informe de Gobierno del Ejecutivo Federal, en realidad es poco lo que se logró modificar en términos de estructura orgánica del gobierno; y también de la asignación funcional de responsabilidades, a partir de que se ha mantenido la lógica inercial de presupuestar a través de ramos generales y en esa medida, de asignar tareas en áreas específicas.Para la presidenta Sheinbaum será fundamental tener un diagnóstico lo más certero posible respecto de cuáles son las capacidades que se han mantenido, o aquellas que se han generado, pero también las que se han perdido en diferentes áreas a fin de estar en posibilidad de instrumentar su propia visión de país y de gobierno.Lo anterior se enfrenta a diferentes problemas, pues aún cuando, por ejemplo, repite en el cargo la Secretaria Montiel, no queda claro bien a bien cómo es que opera la estructura de los llamados “servidores de la nación”; una de las más poderosas que se han construido en las últimas décadas, y quizá sólo equiparable a la también poderosa estructura que se generó en la década de los 90 a través del programa nacional de solidaridad.Por otro lado, la presidenta Sheinbaum llega al cargo ante una estructura de gobierno en la que la presencia de las fuerzas armadas es palpable en numerosas áreas que deberían estar definitivamente en manos de civiles. Por ejemplo, la aviación civil, la operación de puertos y aeropuertos, de las aduanas, así como incluso la seguridad pública preventiva; todos ellos son espacios donde ahora se da una preeminencia militar inédita de nuestra historia.Ahora que se han dado a conocer los nombramientos de quiénes serán los titulares de la Secretaría de la Defensa Nacional y de la Secretaría de Marina Armada de México, el mensaje que se da de forma indirecta a todo el Gabinete es que tienen que, al menos en el primer año de gobierno, compartir estrategia y espacios con esas dos instituciones; pues las tareas que se les han encomendado en el presente gobierno difícilmente serán revertidas en los primeros meses de la nueva gestión federal.Hasta ahora la doctora Claudia Sheinbaum ha actuado con mucha mesura y ha sido firme en sus declaraciones respecto de la lealtad y comunión de visiones con el presidente López Obrador. Sin embargo, más allá de las coincidencias, el ejercicio de gobierno siempre impone retos, coyunturas, dilemas y urgencias, que obligan a tomar decisiones que rebasan y superan esas lógicas personales. Desde esta perspectiva, poco a poco la nación tendrá claro cuál es el punto de vista real de la doctora Sheinbaum y en esa medida, cuál es su real visión de país, y cuáles son los matices personales del estilo la habrá de darle al ejercicio, aun presidencialista que se mantiene, y que habrá de continuar, al parecer, en los siguientes 6 años.El diseño de gabinete que se conoce a partir de los nombramientos hechos hasta ahora, permite pensar que una de las prioridades para los próximos meses se encuentra en generar mayor orden administrativo y presupuestal, a la vez que dar una nueva lógica a la construcción y ejecución de la política pública, siempre con el sello y visión personalísima que imprimen quienes son titulares del Ejecutivo.Está por verse pues, si después de 6 años de logró, dicho de manera metafórica, la cura del elefante reumático; o si ahora además tenemos quizá un elefante que, además de reumas, es portador de enfermedades que pudieran ser crónico-degenerativas, y que en algún momento podrían llevar a la parálisis de varias partes del gran cuerpo gubernamental, del cual dependen las posibilidades de que las personas accedan o no a la garantía de sus derechos humanos.Para la presidenta Sheinbaum el inicio del gobierno debe ser la gran oportunidad y el gran momento para construir un gobierno que, además de creíble en términos retóricos, sea eficaz; no solo en una o en algunas áreas, sino en todas las esferas de responsabilidad pública.Este inicio de administración tiene la obligación de llevarnos, quizá por primera vez, hacia una administración que busque la implementación de políticas públicas integrales que tengan el objetivo mayor de dar cumplimiento al artículo primero constitucional, de garantizar de forma universal, integral y progresiva, los derechos humanos de la población que habita en nuestro país.Investigador del PUED-UNAM
Recordando al elefante | Artículo de Mario Luis Fuentes
Tiempo de Lectura: 4 Minutos
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