Legisladores sudcoreanos presentaron ayer una moción para destituir al presidente Yoon Suk Yeol, acusándolo de intentar evadir investigaciones penales sobre él y su familia imponiendo una ley marcial, que tuvo que retirar pocas horas después bajo la presión popular.
Seis partidos de la oposición presentaron la moción de destitución de Yoon, bajo el cargo de haber “violado ampliamente la Constitución”.
Además, miles de sudcoreanos marcharon en Seúl con pancartas y velas para reclamar la destitución del jefe de Estado por haber sumido al país en una situación que amenazó su democracia.
El mandatario impuso el martes la ley marcial por primera vez en más de 40 años.
La medida fue revocada por los legisladores, que lograron entrar al Parlamento bloqueado por las fuerzas de seguridad y rodeado por miles de manifestantes, y finalmente abrogada por el propio Yoon.
La confusión reinó por horas en esta potencia económica que alberga una importante base estadounidense desde la guerra (1950-53) que dividió a la península coreana entre un norte comunista y un sur de economía capitalista y desde 1987 con sistema democrático.
Y dejó en la cuerda floja a Yoon, un político conservador y exfiscal estrella, elegido presidente en 2022. La moción de destitución, que podría votarse mañana, debe contar con una mayoría de dos tercios para ser aprobada.
El Partido Demócrata, el principal de la oposición, presentó además una denuncia judicial por “insurrección” contra el Presidente y algunos de sus ministros y contra altos mandos militares y policiales, pasible de cadena perpetua o pena de muerte.
El ministro de Defensa, Kim Yong-hyun, presentó su dimisión y asumió “toda la responsabilidad causada al pueblo con respecto a la ley marcial”.
MAAZ