La Corona de Espinas, una de las reliquias más veneradas por los católicos en todo el mundo, volverá a ser expuesta en un lugar privilegiado en la recientemente renovada catedral de Notre Dame, en París.
La reliquia fue uno de los tesoros cristianos rescatados de las llamas durante el incendio que devoró la iglesia en 2019. A pesar de estar expuesta en el altar principal, no sufrió daños por el siniestro.
Durante estos cinco años estuvo bajo resguardo y ahora, luego de la profunda restauración a la que se sometió el templo católico, la reliquia volverá a ser expuesta al público todos los viernes, a partir de enero.
En el acto solemne que se llevará a cabo en París participará el arzobispo de la capital gala y miembros de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro, quienes desde hace siglos son los guardianes de esta y otras reliquias sagradas.
¿De dónde viene la Santa Corona de Espinas?
De acuerdo con la tradición, la joya conocida como Corona de Espinas contiene restos de la corona que le fue impuesta, como tortura y a manera de burla, a Jesucristo antes de ser crucificado.
Los evangelios señalan que unos soldados romanos “coronaron” con un accesorio, hecho con ramas de algún árbol de la especie de las ramnáceas, a Jesús, mientras le gritaban en son de burla “salve, rey de los judíos”.
La Corona de Espinas es uno de los símbolos máximos del cristianismo. Foto: Later Day Saints
La tradición narra que la reliquia fue guardada por los apóstoles de Cristo, y ya en documentos del siglo 5 existen referencias a la reverencia que se le dedicaba en un sitio sagrado de Jerusalén.
En el siglo 10, ésta y otras reliquias fueron saqueadas de su lugar original en Oriente Medio y trasladadas a la capital del Imperio Romano de Oriente. En el caso de la Corona de Espinas su destino fue Constantinopla.
Desde el siglo 13, la Corona de Espinas se resguarda en Francia. Foto: Prensa Catedral de Notre Dame
Tras las cruzadas, en el siglo 13, la Santa Corona de Espinas fue trasladada hasta París donde, por órdenes del rey Luis IX fue primero resguardada en Notre Dame hasta la conclusión de la Saint Chapelle, una hermosa construcción realizada expresamente para resguardar la reliquia.
La corona original se encuentra resguardada en un tubo de vidrio el cual, por la mitad, está recubierta de oro y piedras preciosas.
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