Coincidiendo con el desvío de la atención lejos de Gaza a raíz de la invasión israelí del Líbano y el renovado temor a un conflicto regional más amplio, los volúmenes de suministros básicos que entran en la Franja desde septiembre han caído en picado. Esta drástica bajada, en medio de la catástrofe humanitaria en el territorio y de otro asedio militar en el norte, es el resultado de nuevos obstáculos de Israel y del caos causado por su ofensiva en el enclave. Y ahora la situación podría empeorar todavía más con la aprobación el lunes pasado de una ley en el Parlamento israelí (Kneset) que prohíbe las actividades de la agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos (UNRWA, según sus siglas en inglés).El incremento de trabas de Israel al envío de bienes esenciales, tanto de agencias humanitarias como del sector privado, se produce a las puertas del invierno y con la amenaza de hambruna sobrevolando Gaza. El último informe del principal organismo internacional en materia de seguridad alimentaria alertó este octubre de que la desnutrición aguda empeorará en la Franja en los próximos meses, en parte por la reducción de ayuda y el limitado acceso a alimentos. Y advirtió de que el riesgo de hambruna persistirá si continúa la guerra y se restringe la ayuda.En septiembre, el número total de cargamentos de ayuda humanitaria y de envíos comerciales que entró en Gaza fue el más bajo desde febrero, según datos de la ONU. Además, si solo se cuentan los envíos humanitarios, las entregas en septiembre fueron con diferencia las más bajas desde el inicio de la ofensiva militar de Israel en Gaza, a excepción de octubre de 2023, y permanecieron casi un 70% por debajo del máximo registrado en abril. Los datos de Israel muestran un flujo significativamente más abultado, pero reflejan tendencias similares.La situación empeoró aún más en octubre. Según los datos de la ONU, hasta el día 27 de ese mes, el último del que hay cifras disponibles, no entró en Gaza ningún cargamento comercial privado, mientras que las autoridades israelíes sitúan la cifra en 104. En los cinco meses previos, en cambio, Israel había dejado entrar al menos 1.200 camiones fletados por el sector privado cada mes. Durante el mismo periodo de octubre, solo accedieron a Gaza 836 camiones humanitarios, según los datos de la ONU, más de un 40% menos que en septiembre.Este desplome de la ayuda a Gaza se debe sobre todo a dos factores, según Tamara Alrifai, portavoz de la UNRWA. Por un lado, al cierre de pasos fronterizos por parte de Israel, que la mayoría del tiempo mantiene abiertos solo dos; y, por el otro, a sus continuas restricciones al envío de ayuda, incluidas “largas y engorrosas verificaciones” de cargamentos. Una de las últimas trabas es un nuevo proceso de autorización aduanera introducido en septiembre a los envíos procedentes de Jordania.“Hasta ahora, la ayuda que entraba por el corredor jordano no requería trámites aduaneros, ya que estaba regulada por otro mecanismo [acordado] entre la ONU e Israel”, señala Alrifai. “Añadir una norma aduanera es prerrogativa de cualquier país, pero añade a la práctica una capa de burocracia y tiempo innecesaria”, apunta. En agosto llegaron a Gaza por esta vía 346 camiones de la ONU y ONG, según datos de la ONU. Pero el número cayó a 31 en la primera mitad de septiembre y a cero durante la segunda. En octubre se han contabilizado 130.Respecto al sector privado, Jonathan Whittall, jefe en funciones de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) en Palestina, afirma que las entregas “se han reducido drásticamente por el aumento de los controles, el deseo de las autoridades israelíes de verlas reducidas, y los cierres de los pasos fronterizos durante un periodo festivo”.Una quincena de ONG internacionales denunció en septiembre que la ayuda dentro de Gaza se ve igualmente obstruida de forma sistemática por la falta de garantías de seguridad, las restricciones a la circulación de la ayuda dentro de la Franja, la vasta destrucción de infraestructuras y el desplazamiento de civiles. “Un hecho reciente es que cada vez es más difícil encontrar camioneros que acepten recoger los bienes humanitarios, ya que temen los saqueos y la violencia que ahora rodea cualquier movimiento de mercancías”, explica Alrifai.Sin rutas alternativasWhittall señala que han solicitado abrir rutas alternativas para trasladar mercancías y así evitar la gran descomposición del orden público que existe actualmente en torno al principal cruce fronterizo, en el sur de Gaza, y a la vez no tener que circular por una única carretera repleta de saqueadores. Pero “las autoridades israelíes llevan meses denegándolas”, lamenta.Los suministros que están accediendo a Gaza están muy por debajo de los necesarios para paliar o llegar a revertir su grave crisis humanitaria. Antes de la ofensiva israelí entraban unos 500 camiones a diario, la mayoría del sector privado. Pero en el último año Israel no ha permitido volver a alcanzar esta media, pese a que ahora las necesidades son aún mayores.“Estos 500 llegaban antes de haber dos millones de desplazados, alrededor de un 80% de las infraestructuras destruidas, [los niveles actuales de] inseguridad alimentaria, el colapso del sistema sanitario, y la falta de agua, saneamiento y refugio”, apunta Whittall. “Y muchas de las cosas [necesarias] para salvar vidas no se puedan cargar en la parte trasera de un camión: personal sanitario, personal de respuesta de emergencia, todo ese tipo de cosas”, agrega.La prohibición por parte de Israel de las operaciones de la UNRWA en el país amenaza con dificultar aún más la distribución de ayudas. La ley aprobada por la Kneset podría hacer colapsar las actividades de esta agencia de la ONU en los territorios ocupados palestinos, y aunque Israel insiste en que trabajarán con otras entidades, actualmente no existe ningún remplazo con una infraestructura similar.Las restricciones a la ayuda para Gaza se encuentran en el punto de mira porque Israel está obligado por el derecho internacional a garantizar que los gazatíes reciban suministros esenciales. En mayo, los fiscales del Tribunal Penal Internacional (TPI) pidieron al tribuanal que emitiera una orden de detención contra el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, en parte bajo la sospecha de que Israel usa “la inanición de civiles como método de guerra”.Pero el Gobierno lo niega. “Israel no restringe la entrada de ayuda humanitaria a Gaza”, afirma un portavoz del órgano del Ministerio de Defensa israelí que gestiona el día a día de la ocupación en los territorios palestinos, la Cogat. “Debido a la dinámica situación de los combates, de vez en cuando se realizan ajustes en los acuerdos de entrada para facilitar la entrada de ayuda e impedir su uso por parte de organizaciones terroristas”, justifica.La realidad sobre el terreno, sin embargo, se percibe diferente. “Si no se levanta el asedio y se garantiza la plena funcionalidad de los pasos fronterizos, la ayuda esencial no podrá llegar a los necesitados”, vaticina Ahmad Baroudi, de Save the Children. Con él coincide Ahmed Bayram, del Consejo Noruego para los Refugiados (NRC): “Es la misma historia desde hace un año. Estamos hablando de tanto esfuerzo, tanta discusión, tanta diplomacia y tanta presión, para el que probablemente sea el más básico de los derechos humanos: estar seguro y comer”.
Israel hunde la ayuda humanitaria a Gaza | Internacional
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