Mucho poder, muchos problemas. Fascinados por sus mayorías y por el derrumbe de la oposición, los grupos oficialistas se han regodeado estos meses gritando vivas a su prócer López Obrador, repitiendo la palabra “pueblo” para todo lo que no saben cómo justificar y han establecido un torneo de ocurrencias y disparates. Todo esto mientras bailotean en el panteón de los opositores.Se sabe: la soberbia es mala consejera. Envalentonados con el pleito contra la reducida oposición, en Morena han salido a buscar un enemigo para su nuevo número y, claro, lo encontraron. Está en casa. Son ellos mismos. Por supuesto, para el respetable público que asiste a la temporada circense es más interesante y divertido un pleito en Morena o entre la clase gobernante que dimes y diretes en el PAN o en el PRI. Lo de Morena tiene consecuencias, tiene más morbo.Hasta esta semana, la falta de control del partido en el poder podía reducirse a anécdotas significativas. La llamada ‘boda rumana’ que desató un escándalo ha sido un ejemplo de cómo la frivolidad se apoderó de la clase gobernante y mostrado la falsedad del discurso de la austeridad que para los oficialistas solamente obliga a la presidenta Claudia Sheinbaum. Si el líder de la cámara diputadil se mueve en helicóptero que le presta un subordinado, ¿por qué un funcionario menor no ha de disponer de un palacio para casarse? Más allá de las mentiras ridículas – que nada más hicieron el tema más grande- del funcionario y de su jefa, es claro que la filtración del bodorrio en el museo vino de dentro de la cancillería. El escándalo fue en entregas, primero el chisme, el mail, luego la invitación con el video y las fotos. El caso apuntó los focos nuevamente a la sede de la diplomacia mexicana, donde hace poco el titular tuvo que prescindir de los servicios de un amigo suyo acusado de acoso laboral por varias mujeres de la dependencia. La venganza llegó en forma de filtración. Además, el canciller Juan Ramón de la Fuente aprovechó un aniversario de la escuela diplomática para reprender al personal por el abandono de la ética laboral. Acaba de llegar y ya los está acusando de frívolos y poco éticos. La respuesta no tardará en llegar.La aplanadora, cuando se usa, sirve tanto para afuera como para adentro. Molestos por el agandalle de las comisiones por parte de Monreal y sus secuaces, diputados de Morena – aprovechando el escándalo de la frivolidad matrimonial- filtraron que habría cena navideña de la bancada en una zona de lujo. La posada se suspendió.Hace un par de días las cosas subieron de tono. Cuando parecía que la función estaba por concluir, comenzó el gran número del circo de la transformación: las dentelladas por el poder se desataron entre los hombres poderosos del oficialismo. Ricardo Monreal y Adán Augusto López protagonizan luchas en lodo. Las filtraciones quedaron atrás y se llegó a las denuncias públicas y hasta penales entre ambos líderes. Molesto por que los diputados redujeron su presupuesto, Adán Augusto dijo en el Senado que había negocitos y contratos abusivos de la pasada administración senatorial que encabezó Monreal; mencionó que pondrían las denuncias correspondientes y que limpiarían el Senado de “cualquier sospecha de corrupción”. Monreal le reviró invitándolo a presentar las denuncias correspondientes, lamentar la calumnia entre compañeros y aprovechó para hacer público que el Senado tenía un fideicomiso de mil millones de pesos y que esa era la causa de “infundios y falsedades”.¿Quién ganará? Parece ser una pelea por el dominio total y por mostrar que el poder del movimiento no está en las mujeres sino en machos hechos y derechos dispuestos a los golpes por demostrar quién de ellos manda. El resultado puede ser la cabeza de alguno. No es poca cosa.La presidenta ha pedido a ambos mantener la “cabeza fría” y ha tratado de no darle valor al pleito. Pero es claro que la sobrepasa. No son pocos los que piden un llamado al orden, un manotazo en la mesa, alguna medida ejemplar. Vienen los días navideños que bajarán el tono de la discusión morenista, pero el pleito ya está cantado. Por lo pronto, gane quien gane en la bronca entre Adán Augusto y Monreal se puede asegurar, lo que dice el refrán: ladrón que roba a ladrón tiene cien años de perdón. Ambos están perdonados.
El gran circo de la 4T | Opinión
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